LA VIDA NO PREMIA INTENCIONES, SÓLO ACCIONES

Quizás tu pienses como la mayoría de las personas cuando vez un ave planeando majestuosamente en el aire.

Pareciera que flota, que simplemente se deja estar y es fácilmente impulsada por las corrientes cálidas que le ayudan a ascender.

Pareciera que no es un trabajo...

Pero no es así. Si alguna vez haz volado en parapente te habrás dado cuenta que en la altura hay corrientes de aire y que se debe estar constantemente maniobrando para guiar el viaje, de lo contrario se puede terminar en cualquier parte incluso sufrir un peligroso accidente.

Estar allá en el cielo requiere estar atento y activo.

El águila en su vuelo parece relajada; pero sus alas están tensas y debe hacer un esfuerzo para mantenerlas abiertas, para maniobrar.

Si el águila sólo intentará volar, caería...

Si sólo intentara mantenerse a flote, caería...

No, ella hace un trabajo duro para mantenerse flotando tan bellamente.

De la misma manera suele sucedernos a nosotros los seres humanos. Si deseamos algo hermoso, algo valioso para nuestra vida debemos dar el primer paso, ir hacia adelante...

¡TOMAR ACCIÓN!

Se dice que existen dos clases de personas:

Los soñadores y los emprendedores.

Los soñadores tienen ideas, proyectos, deseos, buenas intenciones...

Y a veces tienen muy buenos sueños.

Pero nunca los realizan. Generalmente tienen un lenguaje limitante como:

"Algún día lo haré"

"En algún momento....cuando tenga tiempo...lo haré"

Sin embargo, "algún día" no existe en el calendario, debes ponerle una fecha si deseas pasar del sueño a la materialización de ese sueño.

Y existen los emprendedores.

Aquellos que hacen lo que sueñan. Y en este proceso pueden equivocarse, pueden errar; pero nunca hablan de fracaso sino de aprendizaje.

Un emprendedor acepta que puede cometer errores; pero no se amilana por eso.