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AJO: REMEDIO NATURAL ANCESTRAL


El ajo es una de las plantas más utilizadas en Naturopatía por sus propiedades antibióticas, anticoagulantes, antihipertensivas y anticolesterol, y dependiendo de su estado crudo o cocido, tiene diferentes efectos.

Repasemos las principales características terapéuticas del ajo.

El ajo es una planta originaria de Asia Central y cultivada por la humanidad desde hace más de 7000 años.

El ajo es antibiótico, reduce los niveles de colesterol LDL, actúa contra virus y bacterias intestinales, previene el cáncer y sobre todo, es un gran aliado del corazón.

Propiedades curativas del ajo

Gracias a sus numerosos compuestos químicos naturales, el ajo posee cualidades curativas extraordinarias, comparado con otros alimentos, que han sido ampliamente demostradas por ensayos clínicos.

  • Es un potente antibiótico.

  • Mejora los cuadros de bronquitis y catarro (es expectorante).

  • Protege el sistema cardiovascular.

  • Es un poderoso hipotensor (baja la presión arterial en hipertensión).

  • Reduce los niveles de colesterol LDL.

  • Regula los niveles de azúcar en sangre (diabetes).

  • Aumenta la actividad del sistema inmunológico (linfocitos y macrófagos).

  • Previene las úlceras y el cáncer de estómago.

  • La alicina actúa contra las nitrosaminas (poderosos cancerígenos presentes en numerosos productos para el hogar, alimentación y cosmética por la unión de distintos compuestos químicos).

  • Actúa contra los parásitos intestinales.

  • Es diurético y depurativo.

  • Es un gran desinfectante (ataca virus y bacterias).

  • Purifica la sangre y la hace más fluida (varices, flebitis).

  • Dilata las paredes venosas (es vasodilatador).

  • Alivia el dolor.

  • Previene la arteriosclerosis.

  • Es un poderoso antiinflamatorio.

  • Descongestiona.

  • Es estimulante.

¿Ajo crudo o cocinado?

La alicina, el principio activo más poderoso del ajo, y al que se le atribuyen numerosas propiedades terapéuticas, se produce como resultado de la acción de la enzima alinasa con uno de los aminoácidos naturales del ajo. Esta sustancia sólo se produce cuando comemos el ajo crudo.

Sin embargo, otros compuestos como el ajoeno o la adenosina, que también tiene capacidad curativa, se mantienen aunque el ajo se cocina.

La mejor manera de beneficiarnos de todas las propiedades curativas del ajo es consumirlo crudo y machacado (o masticado), aunque existen estudios que señalan que si lo picamos, lo dejamos reposar media hora y luego lo cocinamos, la alicina no se destruye por completo.

Un ajo crudo al día...¿Y el olor?

Numerosos terapeutas recomiendan comer un ajo picado crudo por la mañana porque, según parece, es la mejor forma de beneficiarnos de sus muchas propiedades curativas, sobre todo a nivel antibiótico y anticancerígeno.

El problema al llevar a cabo esta práctica es mal sabor y olor que después se queda en la boca. Estas son algunas formas de aliviar el problema:

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El ajo crudo cuenta con un sabor algo picante y un poco fuerte que puede resultar muy molesto para algunos. Pero además, dependiendo de cómo se consuma, suele dejar un aliento fuerte.

Son varias las alternativas por las que puedes optar para controlar estos factores. La primera de ellas es tomar un diente de ajo, pelarlo, picarlo por la mitad, y tomarlo con agua como si fuera una pastilla, sin masticar. De este modo te ahorras el sabor y el aliento que suele quedar cuando lo masticas.

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Otra excelente alternativa para comer ajo crudo a diario y aprovechar sus propiedades, es consumiendo aquellos platos en los que se usa este ingrediente sin cocinar.

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También puedes añadir el ajo crudo a tus ensaladas. Lamina un diente de ajo muy delgado, o pícalo en cubitos pequeños, y añádelo a una ensalada de atún por ejemplo, aprovechando que los lácteos reducen la intensidad de su sabor picante.

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Si no tienes tiempo para recetas y quieres ir directo a comerte tu ajo crudo, puedes picarlo en cubos pequeños o láminas delgadas e ingerirlo directamente con un poco de perejil, que gracias a su contenido de clorofila ayudará a disminuir su intenso sabor.

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Puedes consumir tu ajo crudo y, para evitar el mal aliento, tomar después un vaso de leche o un yogur, pues los lácteos disminuyen notablemente el aliento a ajo. No olvides que después de comer tu ajo crudo deberás lavar muy bien tus dientes usando el hilo dental, el cepillo y enjuague bucal.

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Y si simplemente no puedes, de ninguna de estas formas, comer ajo crudo, te recomendamos que adquieras cápsulas de ajo, que conservan sus propiedades sin contar con el fuerte olor y sabor.

  • Precauciones

  • No se conocen, hasta la fecha efectos secundarios ni sobredosis por consumir cantidades elevadas de ajo. Simplemente debemos tener en cuenta las siguientes advertencias:

  • Una gran cantidad de ajo puede irritar las paredes intestinales, sobre todo si se consume crudo y con el estómago vacío.

  • Al tener propiedades anticoagulantes, si tenemos una hemorragia, el ajo puede aumentarla.

  • Las mujeres con menstruaciones abundantes no deberían tomar ajo en los días de sangrado.

  • Las personas que vayan a someterse a una intervención quirúrgica no deberían tomar ajo en los días previos a la intervención, ya que puede ocasionar aumento de hemorragia.

  • No se han constatado los efectos del ajo en el sistema digestivo de los bebés, pero sí se sabe que sus sulfóxidos pasan, durante la lactancia, a la leche y le confieren un sabor desagradable.

Nota: Este artículo es meramente informativo y no reemplaza ningún tratamiento médico u otro.


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